La sustancia (Coralie Fargeat, 2024)
Con un guion que promete intriga, esta película plantea una premisa interesante: una estrella de cine en decadencia, agobiada por su edad, inicia un proceso médico para rejuvenecer mediante un suero que genera una versión más joven de ella misma. La paradoja arranca desde el casting: han elegido a Demi Moore para el papel, que, a sus 62 primaveras, sigue sin aparentar ni 50, en un típico caso benjaminbuttoniesco de Hollywood.
Hasta ahí bien, pero a medida que avanza la peli me voy irritando: las versiones joven y mayor de la actriz, en lugar de ser creíbles como la misma persona, parecen casi opuestas y enfrentadas, y los cambios en la apariencia de la protagonista generan más confusión que consistencia, dejando en duda el propósito del tratamiento. No consigo comprender si es un fallo de explicación del guion o alguna otra paradoja deliberada que no llego a captar.
Cada detalle está grabado de forma muy escrupulosa: lo que al inicio me parece gracioso, me acaba resultando asqueroso. Hasta tal punto que siento tal repugnancia en los últimos minutos, que por momentos me dan las ganas de abandonar la sala. Me llevé una grata sorpresa viendo que nadie de los que estábamos (sala llena un jueves a las 22:30 de la noche) lo hizo, por lo que está claro que entendieron la película mejor que yo o les hizo más gracia.
Que no extrañe que se lleve el Óscar a la mejor película: encaja en el perfil de esas historias rompedoras y algo absurdas que la Academia ha empezado a aplaudir, al estilo de Todo a la vez en todas partes en 2022.
Nota: 5/10.
Comentarios
Publicar un comentario