Licorice Pizza (Paul Thomas Anderson, 2021)



Me tiro la primera hora de la película tratando de entender que definitivamente cada escena es un suceso de la vida de los dos protagonistas, y que no tiene por qué haber conexión entre una y otra. Hay cosas de "Magnolia". Puedes ir al baño, volver, y no haberte perdido nada relevante. 

En la segunda hora, tengo que evaluar si lo que veo realmente me está gustando. No parece el caso. Las apariciones estelares de Sean Penn o de Bradley Cooper me hacen atender algo más, pero las acabo considerando innecesarias.

Al final, la historia se resume en dos jóvenes que se enamoran, pero con demasiadas ornamentaciones. Es fácil tener recuerdos nostálgicos de tu adolescencia. El desenlace es el esperado y no te sorprende.

Es una película que, en otro formato, podría haber sido mucho más bonita, aprovechando mejor las escenas musicales. Tampoco ayuda el hecho de que muchos sucesos sean algo exóticos, como lo de vender camas de agua, que provoca que piense continuamente que lo que veo es surrealista.

Reconozco que Paul Thomas Anderson, pese a ser de los directores mejor valorados, a mí me sigue dejando frío.

Nota: 3/6.

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